/ sábado 20 de octubre de 2018

CARREREANDO LA CHULETA 

¿A DÓNDE IR?

Desde mediodía se había anunciado que la caravana llegaría a la una de la tarde hora de México, los estaban esperando, la cantidad era muy difícil de calcular, se manejaban números de entre 2,500 a 3 mil hondureños, otros incluso hablaban de 4 mil personas en esta caravana que partió desde Honduras y que tiene como intención llegar a los Estados Unidos.

Podemos tratar de entenderlo, plasmarlo en palabras, pero es tremendamente difícil, es desgarrador el rostro de la pobreza reflejado en los niños y niñas, en las madres que como podían protegían a sus hijos del sol, esperanzados todos en poder cruzar como lo habían hecho en otras fronteras, pero en ésta se toparon con un contingente de policías que lo único que les pedía era hacer las cosas de manera ordenada y apegados a derecho.

Una vez más venció la desesperación, el miedo y la violencia de un grupo de personas que venían en la caravana y que poco a poco fueron avanzando, brincando primero el retén de la policía guatemalteca hasta llegar al puente fronterizo Suchiate, en donde trataron de hacer lo mismo pero no pudieron; algunos brincaron el puente del río aunque fueron pocos, la gran mayoría se quedó sobre el puente.

Luego de varias pedradas, compañeros reporteros descalabrados, niños llorando, personas que se replegaron, jóvenes y hombres violentos a patadas hicieron pedazos las vallas, pero se toparon con un contingente de policías que no cedieron un solo metro. Luego de haberse dado cuenta de esto, la calma del río humano llegó, eran dos cuadras de personas esperanzadas sin poder cruzar; no les quedó de otra más que calmarse y esperar. El éxodo hondureño tocó la puerta de MÉXICO.

Ésta no se abrió como esperaban, sin embargo, sí lo hizo en el sentido que siempre lo ha realizado el pueblo mexicano al que lo necesita. El río humano empezó fluir poco a poco, primero para mujeres y niños.

En varias partes del mundo se han dado las grandes migraciones, algunas motivadas por la tierra, otras por los fenómenos hidrometeorológicos, por cuestiones raciales, culturales, esta fue impulsada, a decir de los que en ella vienen, por las condiciones críticas de pobreza y de inseguridad que viven en su país.

Es curioso ver cómo se comporta el humano cuando está desesperado, exige a la autoridad extranjera lo que no le ha exigido a la suya, luchan y tratan de buscar una razón y mover la ley a su beneficio, alegan que en su país hay muchos pobres, les informamos que aquí tenemos 50 millones de pobres también; se marcharon por problemas con la autoridad y el gobierno, pero aquí estamos en una transición de características similares; aducen problemas de inseguridad, nosotros también tenemos los nuestros, iguales o peores en algunos puntos.

Durante los próximos días estaremos enviando información del actuar de las autoridades, se instalaron albergues para darle atención a ese río de gente, se empezó a ordenar el desorden, todas las autoridades coinciden en que es con apego derecho, no hay otra manera como pueden seguir, bueno sí la hay, es la que ha existido desde hace muchos años en el difícil mundo del migrante.

Su objetivo primero no es quedarse aquí, es llegar a los Estados Unidos, en cuya frontera se va a poner peor la cosa, porque lo de ellos, lo de ellos, no es la amabilidad con los migrantes, pero seguramente muchos se van a conformar con quedarse en México, en cualquier punto de los que crucen durante la caravana, pero, una vez más, les recordamos que no somos Primer Mundo, aquí nada sobra, no tenemos mucho qué ofrecerles.

Tenemos sistemas de salud saturados, policías rebasadas, desempleo desbordado. No estoy en su país, no sé cómo funcionen las cosas, pero cuando vi la cantidad de personas, no pude evitar preguntarme qué hubiera pasado si en lugar de organizarse para hacer una travesía tan difícil y cuyo final es completamente desconocido, una moneda al aire, se hubieran juntado, en números incluso mayores, para exigir un cambio en sus naciones, en sus pueblos.

Las cosas en América Latina no están mal nomás porque sí, están mal porque la riqueza se la siguen quedando unos pocos, riquezas hay, de todo tipo, pero los otros muchos, los que son pobres, parecieran no moverse, México incluido, no puedo dar ideas que causen disturbios, pero si esa masa se hubiera presentado ante sus autoridades y las hubieran “secuestrado” hasta que resolvieran la situación, tal vez el futuro sería un poco menos incierto.

Así comienzan las guerras civiles, lo sé, son espantosas y dejan siempre más hambre y miseria, pero entonces habría que convocar a la nación entera, a los intelectuales, los científicos, los empresarios, de tal forma que se exijan los cambios, insisto, aquí no cantamos mal las rancheras, deberíamos hacer lo mismo y no lo hacemos, pero por ahora es a nosotros a quienes también nos puede afectar una masiva llegada de migrantes, que se van a sumar al caos en el que de por sí ya vivimos. Quisiera poder decirles que aquí les resolvemos la vida, pero no podemos ni con la nuestra.

En fin, seguiremos de cerca este movimiento, en espera de la mejor solución para todos.

¿A DÓNDE IR?

Desde mediodía se había anunciado que la caravana llegaría a la una de la tarde hora de México, los estaban esperando, la cantidad era muy difícil de calcular, se manejaban números de entre 2,500 a 3 mil hondureños, otros incluso hablaban de 4 mil personas en esta caravana que partió desde Honduras y que tiene como intención llegar a los Estados Unidos.

Podemos tratar de entenderlo, plasmarlo en palabras, pero es tremendamente difícil, es desgarrador el rostro de la pobreza reflejado en los niños y niñas, en las madres que como podían protegían a sus hijos del sol, esperanzados todos en poder cruzar como lo habían hecho en otras fronteras, pero en ésta se toparon con un contingente de policías que lo único que les pedía era hacer las cosas de manera ordenada y apegados a derecho.

Una vez más venció la desesperación, el miedo y la violencia de un grupo de personas que venían en la caravana y que poco a poco fueron avanzando, brincando primero el retén de la policía guatemalteca hasta llegar al puente fronterizo Suchiate, en donde trataron de hacer lo mismo pero no pudieron; algunos brincaron el puente del río aunque fueron pocos, la gran mayoría se quedó sobre el puente.

Luego de varias pedradas, compañeros reporteros descalabrados, niños llorando, personas que se replegaron, jóvenes y hombres violentos a patadas hicieron pedazos las vallas, pero se toparon con un contingente de policías que no cedieron un solo metro. Luego de haberse dado cuenta de esto, la calma del río humano llegó, eran dos cuadras de personas esperanzadas sin poder cruzar; no les quedó de otra más que calmarse y esperar. El éxodo hondureño tocó la puerta de MÉXICO.

Ésta no se abrió como esperaban, sin embargo, sí lo hizo en el sentido que siempre lo ha realizado el pueblo mexicano al que lo necesita. El río humano empezó fluir poco a poco, primero para mujeres y niños.

En varias partes del mundo se han dado las grandes migraciones, algunas motivadas por la tierra, otras por los fenómenos hidrometeorológicos, por cuestiones raciales, culturales, esta fue impulsada, a decir de los que en ella vienen, por las condiciones críticas de pobreza y de inseguridad que viven en su país.

Es curioso ver cómo se comporta el humano cuando está desesperado, exige a la autoridad extranjera lo que no le ha exigido a la suya, luchan y tratan de buscar una razón y mover la ley a su beneficio, alegan que en su país hay muchos pobres, les informamos que aquí tenemos 50 millones de pobres también; se marcharon por problemas con la autoridad y el gobierno, pero aquí estamos en una transición de características similares; aducen problemas de inseguridad, nosotros también tenemos los nuestros, iguales o peores en algunos puntos.

Durante los próximos días estaremos enviando información del actuar de las autoridades, se instalaron albergues para darle atención a ese río de gente, se empezó a ordenar el desorden, todas las autoridades coinciden en que es con apego derecho, no hay otra manera como pueden seguir, bueno sí la hay, es la que ha existido desde hace muchos años en el difícil mundo del migrante.

Su objetivo primero no es quedarse aquí, es llegar a los Estados Unidos, en cuya frontera se va a poner peor la cosa, porque lo de ellos, lo de ellos, no es la amabilidad con los migrantes, pero seguramente muchos se van a conformar con quedarse en México, en cualquier punto de los que crucen durante la caravana, pero, una vez más, les recordamos que no somos Primer Mundo, aquí nada sobra, no tenemos mucho qué ofrecerles.

Tenemos sistemas de salud saturados, policías rebasadas, desempleo desbordado. No estoy en su país, no sé cómo funcionen las cosas, pero cuando vi la cantidad de personas, no pude evitar preguntarme qué hubiera pasado si en lugar de organizarse para hacer una travesía tan difícil y cuyo final es completamente desconocido, una moneda al aire, se hubieran juntado, en números incluso mayores, para exigir un cambio en sus naciones, en sus pueblos.

Las cosas en América Latina no están mal nomás porque sí, están mal porque la riqueza se la siguen quedando unos pocos, riquezas hay, de todo tipo, pero los otros muchos, los que son pobres, parecieran no moverse, México incluido, no puedo dar ideas que causen disturbios, pero si esa masa se hubiera presentado ante sus autoridades y las hubieran “secuestrado” hasta que resolvieran la situación, tal vez el futuro sería un poco menos incierto.

Así comienzan las guerras civiles, lo sé, son espantosas y dejan siempre más hambre y miseria, pero entonces habría que convocar a la nación entera, a los intelectuales, los científicos, los empresarios, de tal forma que se exijan los cambios, insisto, aquí no cantamos mal las rancheras, deberíamos hacer lo mismo y no lo hacemos, pero por ahora es a nosotros a quienes también nos puede afectar una masiva llegada de migrantes, que se van a sumar al caos en el que de por sí ya vivimos. Quisiera poder decirles que aquí les resolvemos la vida, pero no podemos ni con la nuestra.

En fin, seguiremos de cerca este movimiento, en espera de la mejor solución para todos.