/ viernes 21 de diciembre de 2018

PÁSELE, PÁSELE

CARREREANDO LA CHULETA


Tenemos que aprender a vendernos, pareciera que nos falta impulso, como si se necesitara que alguien nos enseñe a ofrecer lo que aquí producimos de forma habitual, por ejemplo, el que en una zona netamente cafetalera se instale un Starbucks es como una cachetada a los milenarios vendedores. La región está presentando grandes cambios con una proyección hacia una plataforma de comercialización de servicios turísticos y tenemos que aprovecharlo, no nomás sentarnos a ver cómo se pasan de largo las oportunidades.

Siguiendo con el ejemplo, el Starbucks que se instaló en Tapachula es una cafetería de lujo, como las que esta cadena internacional suele colocar, aunque yo prefiero disfrutar de mi exquisito café en Ángeles alta repostería, con una deliciosa rebanada de pastel.

Aclaro, que no estoy peleado con la marca, mi pleito es por qué no aprendimos a vender café como ellos, si nuestra economía tiene mucho qué ver con el aromático grano, por qué la franquicia no es de origen chiapaneco y cómo esa ¿qué otras cosas tenemos en la zona que nadie ha pelado?

El pasado jueves tuve una charla telefónica en La Matraca, el programa que conduzco en EXA FM con Juan Carlos Orellana, un empresario local que no ha dejado de invertir desde hace muchísimos años y que aunque no cuenta con un Disney World, sí tiene un parque acuático bonito, limpio y que no deja de innovar y justo platicábamos de todo lo que se podría ofrecer, por ejemplo, en materia de balnearios y diversión familiar.

Charlando con el responsable de la proyección del parque acuático La Llorona, que ahora ya presta el servicio de hospedaje, surgió la idea de que hay muchos atractivos turísticos que están presentes en la región y que nadie vende; por ejemplo, el recorrido de las Vírgenes. En otras partes de la República Mexicana los santuarios religiosos son considerados un centro económico y no sólo por los devotos sino también por los fines turísticos asociados, el mayor ejemplo: la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México o San Juan de los Lagos en Jalisco.

Aquí en la región tenemos tres vírgenes, de las cuales, dos de sus recintos son considerados santuarios por las autoridades eclesiásticas y que no han sido explotados con fines turísticos. La fe está muy arraigada en los pueblos en donde se veneran y se marca un repunte cuando son las festividades. El día 2 de febrero por ejemplo, Candelaria en Tuxtla Chico, está de fiesta, pero nada más.

La Virgen de La Concepción en Mazatán tiene un arraigo muy grande y no podemos dejar de mencionar La Villita de Guadalupe en Tapachula. El punto es que fuera de los días de fiesta, sólo los feligreses y la gente que vive en el pueblo las visitan, cuando bien podrían tener gran afluencia todo el año.

Qué pasaría si una persona acondicionara una camioneta bonita, con clima, una hielera con suficientes bebidas y realizara un recorrido para visitar en un solo día los tres lugares. Empezar en Tuxtla Chico, desayunar chocolate con pan por supuesto y alguna otra delicia; después ir a la Villita de Guadalupe en Tapachula, en donde por cierto hay muy buenas opciones para comer y terminar con una deliciosa cena en el municipio de Mazatán. Lo siento, pero un recorrido sin buena comida no se vuelve inolvidable.

Ya hay un par de prestadores de servicios que ofrecen recorridos a Izapa o a las fincas cafetaleras, el objetivo sería potencializar distintos lugares de la zona, porque tenemos de todo, lugares ecológicos, históricos, gastronómicos, que a veces ni nosotros conocemos.

Aprovechemos entonces todo lo existente, qué bueno que sigan llegando cosas nuevas, démoslo a conocer, hagamos promoción, no hay nada que la Costa chiapaneca no tenga, ahora sí que como dijera la tía Finita: sos pobre porque querés y en la zona ya no queremos o al menos eso espero.


CARREREANDO LA CHULETA


Tenemos que aprender a vendernos, pareciera que nos falta impulso, como si se necesitara que alguien nos enseñe a ofrecer lo que aquí producimos de forma habitual, por ejemplo, el que en una zona netamente cafetalera se instale un Starbucks es como una cachetada a los milenarios vendedores. La región está presentando grandes cambios con una proyección hacia una plataforma de comercialización de servicios turísticos y tenemos que aprovecharlo, no nomás sentarnos a ver cómo se pasan de largo las oportunidades.

Siguiendo con el ejemplo, el Starbucks que se instaló en Tapachula es una cafetería de lujo, como las que esta cadena internacional suele colocar, aunque yo prefiero disfrutar de mi exquisito café en Ángeles alta repostería, con una deliciosa rebanada de pastel.

Aclaro, que no estoy peleado con la marca, mi pleito es por qué no aprendimos a vender café como ellos, si nuestra economía tiene mucho qué ver con el aromático grano, por qué la franquicia no es de origen chiapaneco y cómo esa ¿qué otras cosas tenemos en la zona que nadie ha pelado?

El pasado jueves tuve una charla telefónica en La Matraca, el programa que conduzco en EXA FM con Juan Carlos Orellana, un empresario local que no ha dejado de invertir desde hace muchísimos años y que aunque no cuenta con un Disney World, sí tiene un parque acuático bonito, limpio y que no deja de innovar y justo platicábamos de todo lo que se podría ofrecer, por ejemplo, en materia de balnearios y diversión familiar.

Charlando con el responsable de la proyección del parque acuático La Llorona, que ahora ya presta el servicio de hospedaje, surgió la idea de que hay muchos atractivos turísticos que están presentes en la región y que nadie vende; por ejemplo, el recorrido de las Vírgenes. En otras partes de la República Mexicana los santuarios religiosos son considerados un centro económico y no sólo por los devotos sino también por los fines turísticos asociados, el mayor ejemplo: la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México o San Juan de los Lagos en Jalisco.

Aquí en la región tenemos tres vírgenes, de las cuales, dos de sus recintos son considerados santuarios por las autoridades eclesiásticas y que no han sido explotados con fines turísticos. La fe está muy arraigada en los pueblos en donde se veneran y se marca un repunte cuando son las festividades. El día 2 de febrero por ejemplo, Candelaria en Tuxtla Chico, está de fiesta, pero nada más.

La Virgen de La Concepción en Mazatán tiene un arraigo muy grande y no podemos dejar de mencionar La Villita de Guadalupe en Tapachula. El punto es que fuera de los días de fiesta, sólo los feligreses y la gente que vive en el pueblo las visitan, cuando bien podrían tener gran afluencia todo el año.

Qué pasaría si una persona acondicionara una camioneta bonita, con clima, una hielera con suficientes bebidas y realizara un recorrido para visitar en un solo día los tres lugares. Empezar en Tuxtla Chico, desayunar chocolate con pan por supuesto y alguna otra delicia; después ir a la Villita de Guadalupe en Tapachula, en donde por cierto hay muy buenas opciones para comer y terminar con una deliciosa cena en el municipio de Mazatán. Lo siento, pero un recorrido sin buena comida no se vuelve inolvidable.

Ya hay un par de prestadores de servicios que ofrecen recorridos a Izapa o a las fincas cafetaleras, el objetivo sería potencializar distintos lugares de la zona, porque tenemos de todo, lugares ecológicos, históricos, gastronómicos, que a veces ni nosotros conocemos.

Aprovechemos entonces todo lo existente, qué bueno que sigan llegando cosas nuevas, démoslo a conocer, hagamos promoción, no hay nada que la Costa chiapaneca no tenga, ahora sí que como dijera la tía Finita: sos pobre porque querés y en la zona ya no queremos o al menos eso espero.