/ domingo 7 de enero de 2024

La voz del Obispo | El motivo de la celebración es Jesucristo

1. Querida familia diocesana, este domingo celebramos en la Iglesia la solemnidad de la Epifanía del Señor y el evangelio de san Mateo (Mt 2,1-12), desde el principio, nos pone delante del motivo que le da sentido a esta fiesta: Jesús nación en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Este es el motivo de la celebración y ésta es la gran manifestación del Mesías de Dios. Herodes es un personaje funcional que sirve para ubicar el acontecimiento en la historia del hombre y para permitirnos entrever que el rey Herodes no es el tipo de rey querido por Dios. La manifestación del Mesías no pasa como algo desapercibido y va más allá de las fronteras del reino de Herodes: vimos surgir su estrella. Desde este signo es claro que el Mesías de Dios no está bajo el dominio de Herodes.

Unos magos de Oriente son la imagen de una humanidad que sabe leer los signos de los tiempos y busca al Señor. Ellos son expresión de esa nueva realidad en que la salvación se abre a una dimensión universal y, como dirá San Pablo en su carta a los Efesios, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo. En la indicación que les da Herodes, vayan a averiguar…qué hay de ese niño y…avísenme para que yo también vaya a dorarlo, encontramos, de forma contradictoria, una invitación a buscar al Señor y a reconocerlo como el Mesías de Dios. El escritor sagrado, recurre de nuevo a la ironía, al poner en su boca el verbo adorar reservado solamente a Dios. Herodes mismo, cuya intención era deshacerse del niño, reconoce al niño que nace como el Emmanuel, el Mesías de Dios, el rey de reyes. Dios nos conceda la gracias de encontrarnos con la gran novedad de la epifanía: la salvación no llega solo a los judíos, sino a todo aquél que quiera encontrarse con el Señor.


2. Una aproximación a la situación actual de la realidad migratoria. Al iniciar el presente año, después de reflexionar de lo que me informado y habiéndolo orado ante el Señor sobre la situación que hemos vivido ante el fenómeno migratorio durante el año 2023, quiero expresar y resaltar lo siguiente:

a. Que parece visiblemente notorio que al finalizar el año 2023 y comienzos de este año, el flujo migratorio en la ciudad de Tapachula ha disminuido considerablemente. Pero, ¿qué es lo que pudiera estar realmente en el fondo de lo sucedido?

b. Que a la base del impulso frenado de las caravanas y de las dolorosas escenas advertidas a lo largo de la carretera costera estarían las promesas incumplidas por parte de algunas autoridades migratorias ya que los documentos prometidos y otorgados para poder llegar a la frontera norte, no han tenido ningún valor y han sido presa fácil para las deportaciones.

c. Que muchos hermanos y hermanas migrantes, familias enteras, por la misma desesperación, se unieron a esta última caravana que fue disuelta en Mapastepec, donde se les ofrecieron autobuses para ser conducidos al interior de nuestro país, en donde muchos fueron dejados a la intemperie en las afueras de oficinas migratorias.

d. Que hemos visto de igual manera, que el flujo migratorio de hermanos salvadoreños y guatemaltecos ha disminuido, pero sí preocupa el gran número de familias hondureñas que están ingresando por esta frontera sur.

e. Que muchos han sido deportados a la frontera con Guatemala y dejados ahí, pero vuelven a hacer el intento por ingresar al territorio mexicano.

f. Que lamentablemente los migrantes, como las raíces de sus problemas no se han solucionado, seguirán entrando a nuestro país y, por lo mismo, evidenciando la ineficacia e inoperatividad de la política migratoria internacional y, especialmente, de nuestro país.

g. Que por desgracia, muchos connacionales, y de entre ellos algunas autoridades locales, se han aprovechado de esta situación y han lucrado con ellos.

h. Que nosotros como familia diocesana seguiremos haciendo, en congruencia con nuestra fe y valores cristianos católicos, todo y lo mejor que hacemos tendiendo la mano, aun en medio de nuestros pobres recursos, a estos hermanos nuestros.

i. Que nuestro Albergue Diocesano Belén seguirá siendo un oasis de misericordia para aquellas familias migrantes, más pobres entre las más pobres. El año que terminó pudimos atender a: 1116 hombres adultos, 1921 niños, niñas, adolescentes y 1388 mujeres adultas, de cuyas principales nacionalidades son: hondureña, guatemalteca, salvadoreña, nicaragüense, cubana, haitiana y venezolana. Por ello, agradezco al Señor que desde hace cinco años, como Diócesis, prestamos este gran servicio con un gran equipo coordinado por el P. César Augusto. Y mi palabra de servidor es de gratitud a todos los hermanos nuestros, sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos, que ayudan incondicionalmente a este alberque y a todos los que por la zona costera prestan este servicio de caridad. Dios, rico en misericordia, colme de bendiciones.


3. Asamblea Diocesana de Pastoral 2024. Del 18-20 de enero llevaremos a cabo la XXXIV Asamblea Diocesana de Pastoral, expresión clarísima de la Sinodalidad que la Iglesia necesita hoy para hacer presente el Reino de Dios. Por ello, ruego a la familia diocesana a estar en permanente oración para discernir los acuerdos que revitalicen la misión evangelizadora en nuestra Diócesis de Tapachula.

Les recuerdo que de cada parroquia participará un laico cualificado designado por su respectivo párroco. Los grupos, ministerios, movimientos serán representados por su coordinador diocesano. De la misma manera, cada comunidad de Vida Consagrada enviará una hermana que les represente. Y recuerdo a todos mis hermanos sacerdotes, diáconos y seminaristas mayores la obligación de asistir a tiempo completo en la Asamblea, desde el inicio hasta el final.

Para más información, con respecto a la Asamblea, por favor diríjanse al Vicario Episcopal de Pastoral. Los espero con gusto.

Encomiendo a la paternal protección de San José, custodio de las vocaciones, y al abrazo amoroso y maternal de nuestra amada Reina Inmaculada Margarita Concepción, a toda la familia diocesana.

1. Querida familia diocesana, este domingo celebramos en la Iglesia la solemnidad de la Epifanía del Señor y el evangelio de san Mateo (Mt 2,1-12), desde el principio, nos pone delante del motivo que le da sentido a esta fiesta: Jesús nación en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Este es el motivo de la celebración y ésta es la gran manifestación del Mesías de Dios. Herodes es un personaje funcional que sirve para ubicar el acontecimiento en la historia del hombre y para permitirnos entrever que el rey Herodes no es el tipo de rey querido por Dios. La manifestación del Mesías no pasa como algo desapercibido y va más allá de las fronteras del reino de Herodes: vimos surgir su estrella. Desde este signo es claro que el Mesías de Dios no está bajo el dominio de Herodes.

Unos magos de Oriente son la imagen de una humanidad que sabe leer los signos de los tiempos y busca al Señor. Ellos son expresión de esa nueva realidad en que la salvación se abre a una dimensión universal y, como dirá San Pablo en su carta a los Efesios, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo. En la indicación que les da Herodes, vayan a averiguar…qué hay de ese niño y…avísenme para que yo también vaya a dorarlo, encontramos, de forma contradictoria, una invitación a buscar al Señor y a reconocerlo como el Mesías de Dios. El escritor sagrado, recurre de nuevo a la ironía, al poner en su boca el verbo adorar reservado solamente a Dios. Herodes mismo, cuya intención era deshacerse del niño, reconoce al niño que nace como el Emmanuel, el Mesías de Dios, el rey de reyes. Dios nos conceda la gracias de encontrarnos con la gran novedad de la epifanía: la salvación no llega solo a los judíos, sino a todo aquél que quiera encontrarse con el Señor.


2. Una aproximación a la situación actual de la realidad migratoria. Al iniciar el presente año, después de reflexionar de lo que me informado y habiéndolo orado ante el Señor sobre la situación que hemos vivido ante el fenómeno migratorio durante el año 2023, quiero expresar y resaltar lo siguiente:

a. Que parece visiblemente notorio que al finalizar el año 2023 y comienzos de este año, el flujo migratorio en la ciudad de Tapachula ha disminuido considerablemente. Pero, ¿qué es lo que pudiera estar realmente en el fondo de lo sucedido?

b. Que a la base del impulso frenado de las caravanas y de las dolorosas escenas advertidas a lo largo de la carretera costera estarían las promesas incumplidas por parte de algunas autoridades migratorias ya que los documentos prometidos y otorgados para poder llegar a la frontera norte, no han tenido ningún valor y han sido presa fácil para las deportaciones.

c. Que muchos hermanos y hermanas migrantes, familias enteras, por la misma desesperación, se unieron a esta última caravana que fue disuelta en Mapastepec, donde se les ofrecieron autobuses para ser conducidos al interior de nuestro país, en donde muchos fueron dejados a la intemperie en las afueras de oficinas migratorias.

d. Que hemos visto de igual manera, que el flujo migratorio de hermanos salvadoreños y guatemaltecos ha disminuido, pero sí preocupa el gran número de familias hondureñas que están ingresando por esta frontera sur.

e. Que muchos han sido deportados a la frontera con Guatemala y dejados ahí, pero vuelven a hacer el intento por ingresar al territorio mexicano.

f. Que lamentablemente los migrantes, como las raíces de sus problemas no se han solucionado, seguirán entrando a nuestro país y, por lo mismo, evidenciando la ineficacia e inoperatividad de la política migratoria internacional y, especialmente, de nuestro país.

g. Que por desgracia, muchos connacionales, y de entre ellos algunas autoridades locales, se han aprovechado de esta situación y han lucrado con ellos.

h. Que nosotros como familia diocesana seguiremos haciendo, en congruencia con nuestra fe y valores cristianos católicos, todo y lo mejor que hacemos tendiendo la mano, aun en medio de nuestros pobres recursos, a estos hermanos nuestros.

i. Que nuestro Albergue Diocesano Belén seguirá siendo un oasis de misericordia para aquellas familias migrantes, más pobres entre las más pobres. El año que terminó pudimos atender a: 1116 hombres adultos, 1921 niños, niñas, adolescentes y 1388 mujeres adultas, de cuyas principales nacionalidades son: hondureña, guatemalteca, salvadoreña, nicaragüense, cubana, haitiana y venezolana. Por ello, agradezco al Señor que desde hace cinco años, como Diócesis, prestamos este gran servicio con un gran equipo coordinado por el P. César Augusto. Y mi palabra de servidor es de gratitud a todos los hermanos nuestros, sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos, que ayudan incondicionalmente a este alberque y a todos los que por la zona costera prestan este servicio de caridad. Dios, rico en misericordia, colme de bendiciones.


3. Asamblea Diocesana de Pastoral 2024. Del 18-20 de enero llevaremos a cabo la XXXIV Asamblea Diocesana de Pastoral, expresión clarísima de la Sinodalidad que la Iglesia necesita hoy para hacer presente el Reino de Dios. Por ello, ruego a la familia diocesana a estar en permanente oración para discernir los acuerdos que revitalicen la misión evangelizadora en nuestra Diócesis de Tapachula.

Les recuerdo que de cada parroquia participará un laico cualificado designado por su respectivo párroco. Los grupos, ministerios, movimientos serán representados por su coordinador diocesano. De la misma manera, cada comunidad de Vida Consagrada enviará una hermana que les represente. Y recuerdo a todos mis hermanos sacerdotes, diáconos y seminaristas mayores la obligación de asistir a tiempo completo en la Asamblea, desde el inicio hasta el final.

Para más información, con respecto a la Asamblea, por favor diríjanse al Vicario Episcopal de Pastoral. Los espero con gusto.

Encomiendo a la paternal protección de San José, custodio de las vocaciones, y al abrazo amoroso y maternal de nuestra amada Reina Inmaculada Margarita Concepción, a toda la familia diocesana.