/ lunes 16 de octubre de 2023

La Voz del Obispo | No se puede entrar al Reino sin una conversión auténtica

Querida familia diocesana, escuchamos en el evangelio de san Mateo (Mt 22,1-14): Todo está listo. Vengan a mi boda. Los banquetes de bodas eran frecuentes en la época, por lo que la imagen que Jesús usa no es una imagen extraña. El anfitrión preparaba todo y se reservaba el derecho de hacerse de una lista de invitados. No eran fiestas a granel porque del número y cualidad de los invitados dependía la calidad de la atención.

A la apertura general del banquete sigue a la actitud de rechazo de los invitados originales. En la respuesta de los invitados originales encontramos un breve resumen de la historia de Israel. El rechazo a la invitación de Dios acelera la apertura universal del Reino de los cielos, los que habían sido invitados no fueron dignos. La expresión más pura de la dimensión universal aparece en la mención de los cruces de los caminos y en la invitación a todos los que encuentren.

Más delante dice san Mateo: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’ Pareciera haber una contradicción entre la invitación universal y la exigencia del traje de bodas. Lo más sano sería pensar que a una invitación general le siguiera una asistencia de la gente como pudiera. La aparente contradicción del texto viene de una distancia cultural. El traje de bodas era parte de los preparativos y el anfitrión era quien lo daba a los invitados. El convidado sólo tenía que ponérselo y entrar a la fiesta, esto no era gravoso para él y conservaba la tradición de que era el anfitrión quien ponía color a su fiesta.

En relación directa con el Reino de los cielos la enseñanza es clara. No basta con tener buena disposición para entrar el Reino de los cielos, es necesario agregar a nuestra disposición el traje de bodas para no desentonar. El cambio de manera de pensar es un elemento indispensable para entrar al Reino de los cielos. No se puede entrar al Reino sin una conversión auténtica. Una verdadera conversión es el traje de bodas que hemos de ponernos si queremos entrar al Reino de los cielos. En caso contrario, la parábola de san Mateo nos da razón de cuál es el destino de quien entra sin traje de bodas.

Camino Sinodal. El camino sinodal se puede entender como un proceso que implica un ambiente profundamente espiritual de búsqueda de la voluntad de Dios sobre los desafíos que hoy se le plantean a la Iglesia. Ha sido una dinámica de profunda escucha. Escuchamos al Señor en la oración, escuchamos al hermano que conforma los círculos menores en los que reflexionamos y, posteriormente, la escucha se enriquece con la resonancia espiritual de todos los que participamos en la Asamblea Sinodal. Es una especie de escucha en círculos concéntricos que se va expandiendo para enriquecernos todos, profundizar y encontrar las consonancias y disonancias de lo que vamos compartiendo, en el horizonte de las tres grandes prioridades que se tienen contempladas: comunión, misión y participación.

Esta semana que termina, nos hemos acercado al tema de una comunión que se irradia, movidos por cinco preguntas fundamentales: ¿Cómo alimentan la comunión en una Iglesia sinodal el servicio de la caridad, el compromiso por la justicia y el cuidado de la casa común? ¿Cómo puede una Iglesia sinodal hacer creíble la promesa de que “el amor y la verdad se encontrarán? (Sal 85,11) ¿Cómo puede crecer una relación dinámica de intercambio de dones entre las Iglesias? ¿Cómo puede una Iglesia sinodal cumplir mejor su misión mediante un compromiso ecuménico renovado? Y ¿Cómo reconocer y aprovechar la riqueza de las culturas y desarrollar el diálogo con las religiones a la luz del Evangelio? El camino de escucha nos va enriqueciendo y, sin lugar a dudas, nos hace experimentar que no estamos solos en el camino, sino que vemos con profunda esperanza un gran horizonte de esperanza. Les ruego seguir orando por nosotros.

Domingo 15: Jornadas de Oración Mensual por la Paz. Después de que en el mes de septiembre se realizara el Diálogo Nacional por la Justicia y la Paz, en el que se ha reafirmado la convicción de que es posible construir la paz, vencer las dinámicas de violencia y de destrucción del tejido social, se llegó al Acuerdo Ciudadano por la Paz en México que se concretiza en la “Agenda Nacional de Paz”, en la que se trató de desarrollar una propuesta que ayude a construir otras agendas contextualizadas y sostenidas en la resiliencia y recursos sociales de cada comunidad, para que todos podamos ser protagonistas en la construcción de la paz y la justicia.

Es por eso, que, continuando con las Jornadas de Oración Mensual, para este mes de octubre les invito a unirnos es una sola plegaria para que esta “Agenda Nacional de Paz”, sea un itinerario de acción, que nos permita construir el México que queremos y merecemos, donde haya respeto a la vida, a la dignidad de todas las personas, al estado de derecho y logremos así la superación paulatina de las desigualdades sociales en todas sus causas.

Segunda tanda de ejercicios espirituales para el presbiterio: 16-20 de octubre. Agradezco a mis hermanos sacerdotes su disposición a participar y aprovechar la oportunidad de gracia recibida en la primera tanda de ejercicios espirituales. Agradezco también al P. Marcos Montealvo, quien ha facilitado su acompañamiento. Pongo en las manos del Señor y nuestra Madre santísima a todos los hermanos sacerdotes que participarán en la segunda tanda. Y les pido nuevamente a todas las familias parroquiales y a las comunidades de la vida consagrada que tengan particular intención en ofrecer también estos días por la santificación de su bispo y de nuestros sacerdotes.

Encomiendo a la paternal protección de San José, custodio de las vocaciones, y al abrazo amoroso y maternal de nuestra amada Reina Inmaculada Margarita Concepción, a toda la familia diocesana.



Jaime Calderón Calderón

VIII Obispo de Tapachula

Querida familia diocesana, escuchamos en el evangelio de san Mateo (Mt 22,1-14): Todo está listo. Vengan a mi boda. Los banquetes de bodas eran frecuentes en la época, por lo que la imagen que Jesús usa no es una imagen extraña. El anfitrión preparaba todo y se reservaba el derecho de hacerse de una lista de invitados. No eran fiestas a granel porque del número y cualidad de los invitados dependía la calidad de la atención.

A la apertura general del banquete sigue a la actitud de rechazo de los invitados originales. En la respuesta de los invitados originales encontramos un breve resumen de la historia de Israel. El rechazo a la invitación de Dios acelera la apertura universal del Reino de los cielos, los que habían sido invitados no fueron dignos. La expresión más pura de la dimensión universal aparece en la mención de los cruces de los caminos y en la invitación a todos los que encuentren.

Más delante dice san Mateo: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’ Pareciera haber una contradicción entre la invitación universal y la exigencia del traje de bodas. Lo más sano sería pensar que a una invitación general le siguiera una asistencia de la gente como pudiera. La aparente contradicción del texto viene de una distancia cultural. El traje de bodas era parte de los preparativos y el anfitrión era quien lo daba a los invitados. El convidado sólo tenía que ponérselo y entrar a la fiesta, esto no era gravoso para él y conservaba la tradición de que era el anfitrión quien ponía color a su fiesta.

En relación directa con el Reino de los cielos la enseñanza es clara. No basta con tener buena disposición para entrar el Reino de los cielos, es necesario agregar a nuestra disposición el traje de bodas para no desentonar. El cambio de manera de pensar es un elemento indispensable para entrar al Reino de los cielos. No se puede entrar al Reino sin una conversión auténtica. Una verdadera conversión es el traje de bodas que hemos de ponernos si queremos entrar al Reino de los cielos. En caso contrario, la parábola de san Mateo nos da razón de cuál es el destino de quien entra sin traje de bodas.

Camino Sinodal. El camino sinodal se puede entender como un proceso que implica un ambiente profundamente espiritual de búsqueda de la voluntad de Dios sobre los desafíos que hoy se le plantean a la Iglesia. Ha sido una dinámica de profunda escucha. Escuchamos al Señor en la oración, escuchamos al hermano que conforma los círculos menores en los que reflexionamos y, posteriormente, la escucha se enriquece con la resonancia espiritual de todos los que participamos en la Asamblea Sinodal. Es una especie de escucha en círculos concéntricos que se va expandiendo para enriquecernos todos, profundizar y encontrar las consonancias y disonancias de lo que vamos compartiendo, en el horizonte de las tres grandes prioridades que se tienen contempladas: comunión, misión y participación.

Esta semana que termina, nos hemos acercado al tema de una comunión que se irradia, movidos por cinco preguntas fundamentales: ¿Cómo alimentan la comunión en una Iglesia sinodal el servicio de la caridad, el compromiso por la justicia y el cuidado de la casa común? ¿Cómo puede una Iglesia sinodal hacer creíble la promesa de que “el amor y la verdad se encontrarán? (Sal 85,11) ¿Cómo puede crecer una relación dinámica de intercambio de dones entre las Iglesias? ¿Cómo puede una Iglesia sinodal cumplir mejor su misión mediante un compromiso ecuménico renovado? Y ¿Cómo reconocer y aprovechar la riqueza de las culturas y desarrollar el diálogo con las religiones a la luz del Evangelio? El camino de escucha nos va enriqueciendo y, sin lugar a dudas, nos hace experimentar que no estamos solos en el camino, sino que vemos con profunda esperanza un gran horizonte de esperanza. Les ruego seguir orando por nosotros.

Domingo 15: Jornadas de Oración Mensual por la Paz. Después de que en el mes de septiembre se realizara el Diálogo Nacional por la Justicia y la Paz, en el que se ha reafirmado la convicción de que es posible construir la paz, vencer las dinámicas de violencia y de destrucción del tejido social, se llegó al Acuerdo Ciudadano por la Paz en México que se concretiza en la “Agenda Nacional de Paz”, en la que se trató de desarrollar una propuesta que ayude a construir otras agendas contextualizadas y sostenidas en la resiliencia y recursos sociales de cada comunidad, para que todos podamos ser protagonistas en la construcción de la paz y la justicia.

Es por eso, que, continuando con las Jornadas de Oración Mensual, para este mes de octubre les invito a unirnos es una sola plegaria para que esta “Agenda Nacional de Paz”, sea un itinerario de acción, que nos permita construir el México que queremos y merecemos, donde haya respeto a la vida, a la dignidad de todas las personas, al estado de derecho y logremos así la superación paulatina de las desigualdades sociales en todas sus causas.

Segunda tanda de ejercicios espirituales para el presbiterio: 16-20 de octubre. Agradezco a mis hermanos sacerdotes su disposición a participar y aprovechar la oportunidad de gracia recibida en la primera tanda de ejercicios espirituales. Agradezco también al P. Marcos Montealvo, quien ha facilitado su acompañamiento. Pongo en las manos del Señor y nuestra Madre santísima a todos los hermanos sacerdotes que participarán en la segunda tanda. Y les pido nuevamente a todas las familias parroquiales y a las comunidades de la vida consagrada que tengan particular intención en ofrecer también estos días por la santificación de su bispo y de nuestros sacerdotes.

Encomiendo a la paternal protección de San José, custodio de las vocaciones, y al abrazo amoroso y maternal de nuestra amada Reina Inmaculada Margarita Concepción, a toda la familia diocesana.



Jaime Calderón Calderón

VIII Obispo de Tapachula