/ lunes 9 de octubre de 2023

La Voz del Obispo | Las autoridades judías no son dueñas del pueblo

Querida familia diocesana les escribo desde Roma, ahora desde la lejanía de la distancia geográfica pero desde la cercanía cordial y del Espíritu que me une con ustedes. Traigo en mi corazón a cada uno y a cada una. En Mi segunda carta pastoral escribía que el camino sinodal es con Pedro y bajo Pedro. Por ello, al ser convocado por él, me encuentro en estas tierras para participar en el Sínodo y desde acá seguimos caminando juntos.

Querida familia diocesana, en el evangelio de san Mateo (Mt 21,33-43), Jesús trae a colación el motivo de la viña del profeta Isaías (Is 5,1-7). Sin embargo, introduce un elemento nuevo, la viña se alquila a unos viñadores. La parábola dirigida a las autoridades del pueblo pone énfasis en el carácter administrativo del ejercicio de la autoridad. El administrador no es dueño, su labor ha de consistir en procurar que la viña dé frutos abundantes, los frutos pertenecen al dueño y éste es quien participa a los administradores de algún beneficio.

El mensaje es claro para la función que las autoridades han de cumplir respecto del pueblo y para la función que el pueblo judío ha de cumplir respecto de los demás pueblos. Las autoridades judías no son dueñas del pueblo. Dios les ha confiado su viña, su rol es de administradores. El pueblo judío es el pueblo elegido, depositario de las promesas divinas. Israel es el pueblo al que se le anunció -por vez primera- el Reino mesiánico. Tanto el pueblo como las autoridades judías no han querido asumir el rol que les corresponde. En consecuencia, la viña no ha dado frutos.

Lo más grave del caso es que han desconocido al heredero legítimo de la viña, al Señor

Jesús. Ésta es la razón por la que el Reino les será quitado y se le entregará a un pueblo que produzca sus frutos. Es por ello que las prostitutas, los publicanos y los gentiles se les han adelantado en el camino del Reino de los cielos. De modo que hay que tener cuidado con el rol que tenemos como bautizados, depositarios de los cuidados del Señor y administradores de las gracias divinas. Sírvanos esta parábola para revisar nuestra vida y para asumir nuestra identidad de pueblo de Dios y de administradores

Hacia la Asamblea Diocesana. El pasado martes se realizó la reunión ordinaria de la Vicaría de Pastoral en la que se ha pensado que debemos ios preparando para participar en la Asamblea Diocesana. Por lo que debemos tener presentes los desafíos actuales: migración, delincuencia organizada, campañas electorales, y que quienes participemos vayamos creciendo en la conciencia de ser discípulos misioneros que con el impulso del Espíritu sirvamos en esta Iglesia sencilla y sinodal con los valores del Reino de Dios.

Además, se ha acordado que todos los acontecimientos que iremos viviendo en la familia diocesana se vayan realizando en esa perspectiva (ejercicios espirituales, semana de estudio y de la familia, fiesta de la Inmaculada Margarita Concepción, Fiesta a Nuestra Señora de Guadalupe, Adviento, posadas, Navidad), y tengan como intención e hilo conductor, hasta la Asamblea Diocesana, la construcción de la paz en Cristo.

Muerte de hermanos migrantes. Lamento profundamente saber sobre el accidente, por la ruta costera, en que han perdido la vida hermanos migrantes. Mi oración por el eterno descanso de ellos y la esperanza del consuelo para sus familias. Esto hace interrogarme e interrogarlos de nuevo: ¿Qué hará falta para que nuestras autoridades pongan atención en una verdadera política migrante apegada a los derechos humanos? ¿Es posible que nos quedemos sólo lamentando estas muertes?

Querida familia diocesana no perdamos la oportunidad de tocar la carne del Señor en la vida de estos hermanos. Sigamos haciendo todo y lo mejor que hacemos en medio de nuestras pobrezas.

El Espíritu Santo es el verdadero protagonista del Sínodo. ¿Qué significa esto? Hemos iniciado el acontecimiento del Sínodo. Es una experiencia espiritual y, por lo mismo, de fe. Caminar juntos exige una actitud de profunda esperanza y confianza en que el Señor es el centro de nuestra vida ya que nos ha llamado a vivir este acontecimiento de gracia. Creemos que el Señor está en medio de nosotros, siempre en medio de su pueblo, y que nos dará la luz de su santo Espíritu para caminar en la verdad de su amor. Nos sabemos llamados a testimoniar la verdad de su amor, que es nuestro Señor Jesucristo. Pero para ello, necesitamos escucharnos y escuchar aquellas verdades que no han sido o querido ser escuchadas. De manera que la dinámica espiritual se centra fundamentalmente en escuchar al Señor y escuchar a los hermanos y hermanas que nos revelan la belleza de la única verdad. Cada uno es un instrumento de la gran sinfonía de la Verdad de Dios; cada uno manifiesta el color que le da la tonalidad al camino que vamos trazando. Nadie es poseedor de la única verdad que es Jesucristo. De manera que no hay, como en los otros sínodos, los grandes recitales de los solistas que magistralmente expresaban la profundidad de la doctrina. No hay maestros sólo discípulos del único Maestro. Y desde ahí abordaremos los profundos desafíos que se presentan a nuestra amada Iglesia.

Octubre es el mes de las misiones. La iglesia nació misionera. Su razón de ser y su propia naturaleza es que el mundo conozca, ame y sirva al Señor. De manera que todos somos corresponsables de comunicar esta verdad que nos ha sido confiada. Para ello, es preciso entender que lo que hacemos durante este mes en particular no es sólo aportar algo económicamente para salir del compromiso, sino ser cada vez más conscientes de nuestra identidad bautismal que nos lanza a compartir lo que se nos ha confiado.

Primera tanda de ejercicios espirituales para el presbiterio: 9-13 de octubre. Mis hermanos, se trata de un acontecimiento eclesial y no de una semana para que los sacerdotes se concentren con Dios en la oración. Todos vivimos para y dependemos del Único Pastor. Por ello, de la salud física y espiritual de los pastores depende mucho la salud de la comunidad eclesial. El punto que nos acerca a todos es que Dios nos una en la oración. De esta manera, les pido a todas las familias parroquiales y a las comunidades de la vida consagrada que tengan particular intención en ofrecer estos días por la santificación de su bispo y de nuestros sacerdotes.

Encomiendo a la paternal protección de San José, custodio de las vocaciones, y al abrazo amoroso y maternal de nuestra amada Reina Inmaculada Margarita Concepción, a toda la familia diocesana.



+Jaime Calderón Calderón

VIII Obispo de Tapachula

Querida familia diocesana les escribo desde Roma, ahora desde la lejanía de la distancia geográfica pero desde la cercanía cordial y del Espíritu que me une con ustedes. Traigo en mi corazón a cada uno y a cada una. En Mi segunda carta pastoral escribía que el camino sinodal es con Pedro y bajo Pedro. Por ello, al ser convocado por él, me encuentro en estas tierras para participar en el Sínodo y desde acá seguimos caminando juntos.

Querida familia diocesana, en el evangelio de san Mateo (Mt 21,33-43), Jesús trae a colación el motivo de la viña del profeta Isaías (Is 5,1-7). Sin embargo, introduce un elemento nuevo, la viña se alquila a unos viñadores. La parábola dirigida a las autoridades del pueblo pone énfasis en el carácter administrativo del ejercicio de la autoridad. El administrador no es dueño, su labor ha de consistir en procurar que la viña dé frutos abundantes, los frutos pertenecen al dueño y éste es quien participa a los administradores de algún beneficio.

El mensaje es claro para la función que las autoridades han de cumplir respecto del pueblo y para la función que el pueblo judío ha de cumplir respecto de los demás pueblos. Las autoridades judías no son dueñas del pueblo. Dios les ha confiado su viña, su rol es de administradores. El pueblo judío es el pueblo elegido, depositario de las promesas divinas. Israel es el pueblo al que se le anunció -por vez primera- el Reino mesiánico. Tanto el pueblo como las autoridades judías no han querido asumir el rol que les corresponde. En consecuencia, la viña no ha dado frutos.

Lo más grave del caso es que han desconocido al heredero legítimo de la viña, al Señor

Jesús. Ésta es la razón por la que el Reino les será quitado y se le entregará a un pueblo que produzca sus frutos. Es por ello que las prostitutas, los publicanos y los gentiles se les han adelantado en el camino del Reino de los cielos. De modo que hay que tener cuidado con el rol que tenemos como bautizados, depositarios de los cuidados del Señor y administradores de las gracias divinas. Sírvanos esta parábola para revisar nuestra vida y para asumir nuestra identidad de pueblo de Dios y de administradores

Hacia la Asamblea Diocesana. El pasado martes se realizó la reunión ordinaria de la Vicaría de Pastoral en la que se ha pensado que debemos ios preparando para participar en la Asamblea Diocesana. Por lo que debemos tener presentes los desafíos actuales: migración, delincuencia organizada, campañas electorales, y que quienes participemos vayamos creciendo en la conciencia de ser discípulos misioneros que con el impulso del Espíritu sirvamos en esta Iglesia sencilla y sinodal con los valores del Reino de Dios.

Además, se ha acordado que todos los acontecimientos que iremos viviendo en la familia diocesana se vayan realizando en esa perspectiva (ejercicios espirituales, semana de estudio y de la familia, fiesta de la Inmaculada Margarita Concepción, Fiesta a Nuestra Señora de Guadalupe, Adviento, posadas, Navidad), y tengan como intención e hilo conductor, hasta la Asamblea Diocesana, la construcción de la paz en Cristo.

Muerte de hermanos migrantes. Lamento profundamente saber sobre el accidente, por la ruta costera, en que han perdido la vida hermanos migrantes. Mi oración por el eterno descanso de ellos y la esperanza del consuelo para sus familias. Esto hace interrogarme e interrogarlos de nuevo: ¿Qué hará falta para que nuestras autoridades pongan atención en una verdadera política migrante apegada a los derechos humanos? ¿Es posible que nos quedemos sólo lamentando estas muertes?

Querida familia diocesana no perdamos la oportunidad de tocar la carne del Señor en la vida de estos hermanos. Sigamos haciendo todo y lo mejor que hacemos en medio de nuestras pobrezas.

El Espíritu Santo es el verdadero protagonista del Sínodo. ¿Qué significa esto? Hemos iniciado el acontecimiento del Sínodo. Es una experiencia espiritual y, por lo mismo, de fe. Caminar juntos exige una actitud de profunda esperanza y confianza en que el Señor es el centro de nuestra vida ya que nos ha llamado a vivir este acontecimiento de gracia. Creemos que el Señor está en medio de nosotros, siempre en medio de su pueblo, y que nos dará la luz de su santo Espíritu para caminar en la verdad de su amor. Nos sabemos llamados a testimoniar la verdad de su amor, que es nuestro Señor Jesucristo. Pero para ello, necesitamos escucharnos y escuchar aquellas verdades que no han sido o querido ser escuchadas. De manera que la dinámica espiritual se centra fundamentalmente en escuchar al Señor y escuchar a los hermanos y hermanas que nos revelan la belleza de la única verdad. Cada uno es un instrumento de la gran sinfonía de la Verdad de Dios; cada uno manifiesta el color que le da la tonalidad al camino que vamos trazando. Nadie es poseedor de la única verdad que es Jesucristo. De manera que no hay, como en los otros sínodos, los grandes recitales de los solistas que magistralmente expresaban la profundidad de la doctrina. No hay maestros sólo discípulos del único Maestro. Y desde ahí abordaremos los profundos desafíos que se presentan a nuestra amada Iglesia.

Octubre es el mes de las misiones. La iglesia nació misionera. Su razón de ser y su propia naturaleza es que el mundo conozca, ame y sirva al Señor. De manera que todos somos corresponsables de comunicar esta verdad que nos ha sido confiada. Para ello, es preciso entender que lo que hacemos durante este mes en particular no es sólo aportar algo económicamente para salir del compromiso, sino ser cada vez más conscientes de nuestra identidad bautismal que nos lanza a compartir lo que se nos ha confiado.

Primera tanda de ejercicios espirituales para el presbiterio: 9-13 de octubre. Mis hermanos, se trata de un acontecimiento eclesial y no de una semana para que los sacerdotes se concentren con Dios en la oración. Todos vivimos para y dependemos del Único Pastor. Por ello, de la salud física y espiritual de los pastores depende mucho la salud de la comunidad eclesial. El punto que nos acerca a todos es que Dios nos una en la oración. De esta manera, les pido a todas las familias parroquiales y a las comunidades de la vida consagrada que tengan particular intención en ofrecer estos días por la santificación de su bispo y de nuestros sacerdotes.

Encomiendo a la paternal protección de San José, custodio de las vocaciones, y al abrazo amoroso y maternal de nuestra amada Reina Inmaculada Margarita Concepción, a toda la familia diocesana.



+Jaime Calderón Calderón

VIII Obispo de Tapachula